Un maestro de la ciudad de Jyväskylä, Juho Jussila, comenzó a principios del s. XX a pensar por qué la gran mayoría de los artículos de madera que se empleaban en los hogares y colegios de Finlandia provenían del extranjero. A finales de la década de 1920 puso en marcha su propio taller, donde fabricaban, entre otras cosas, juegos de madera. El “juego de la Fortuna”, desarrollado por Juho Jussila, entró en el mercado en 1926 y gozó de popularidad tanto en Finlandia como en el extranjero. En 1993 se exportaron a Inglaterra 250 000 unidades con el nombre de Corinthian Bagatelle. En la publicidad se decía que el príncipe de Gales, el emperador Wilhelm y Mussolini jugaban a este juego.

Un maestro de la ciudad de Jyväskylä, Juho Jussila, comenzó a principios del s. XX a pensar por qué la gran mayoría de los artículos de madera que se empleaban en los hogares y colegios de Finlandia provenían del extranjero. A finales de la década de 1920 puso en marcha su propio taller, donde fabricaban, entre otras cosas, juegos de madera. El “juego de la Fortuna”, desarrollado por Juho Jussila, entró en el mercado en 1926 y gozó de popularidad tanto en Finlandia como en el extranjero. En 1993 se exportaron a Inglaterra 250 000 unidades con el nombre de Corinthian Bagatelle. En la publicidad se decía que el príncipe de Gales, el emperador Wilhelm y Mussolini jugaban a este juego.